La primavera me empapó…
Llevaba unos botines con tacón alto, muy alto y a cada paso que daba el miedo a resbalar zigzagueaba por mi cuerpo, aunque no me hacía aminorar el paso. Caminaba rápida para llegar al coche cuanto antes.
La gente me miraba perpleja, o extrañada…o no se cómo, pero con una pequeña suspensión temporal en sus ojos, como cuando ralentizan una imagen en el cine…muy de película…Y yo seguía casi corriendo y con miedo a resbalar.
Y la primavera seguía empapándome, mi chaqueta negra con forro plateado se iba arrugando y el flequillo se pegaba más y más a mi frente. Y de repente aminoré el paso, mire hacia el cielo gris blanco dejando que el agua me inundara a base de bien. Qué bonita expresión, » a base de bien» y que apropiada, porque realmente pensé: «¿Qué daño puede hacerme un poco de agua de lluvia?¿O mucha lluvia? Es primavera, el agua empapa todo para que florezca la vida. Alo mejor de mí brotan hojas y florecillas de colores y también la sonrisa en mi expresión como un futuro presente…»
Sí, todo eso pensé, sentí, me empapó, esta tarde caminado por este Madrid que a veces me agobia tanto y que siempre adoro…
Esta tarde la primavera me empapó inundando mi alma de agua tibia, de alegría, después de una mañana hermosa con luz radiante y azul en los ojos del cielo…mañana de amigos, arte y vino…
Y la gente se resguardaba en los portales, entradas de bares y establecimientos esperando que parara la tormenta, y me miraban cuando al pasar cerca, dejaba que la primavera me empapara, con una sonrisa y paso lento…y claro, sin paraguas…